Hay quienes hacen nudos del aire para explicar la mañana
de esos que visten frases complejas; se cubren bien
Otros que compran sol enlatado en una plaza dorada
Pobre gente, que dejó de soñar y se cansa
de todo y, por las dudas, se queja por las penas
De todo hay en la viña del Señor.
Pero quisiera ser de esa gente que hace jardines
que ve jardines por hacer, en tierra seca y polvorienta
Ser de esa gente que, aunque el pasado le duela,
va saboreando el presente y se levanta a caminar.
Hay quienes nacen con mucha suerte, hay quienes nacen con nada
Hay quienes cargan bultos pesados para empezar
Aventureros, mártires, locos, víctimas de la batalla
y hay quien toma las riendas que le den en la vida y
la exprime, como fruta madura de cosecha
De todo hay en la viña del Señor.
Pero quisiera ser de esa gente que hace jardines
que ve jardines por hacer, en tierra seca y polvorienta
Ser de esa gente que, aunque el pasado le duela,
Va saboreando el presente y se levanta a caminar
De esa gente, que hace jardines
Que ve jardines por hacer, en tierra seca y polvorienta
Ser de esa gente que, aunque el pasado le duela,
va saboreando el presente y se levanta a caminar.
Tu silueta en el umbral se dibuja a contraluz
Vértigo me dan tus pasos, sed da tu calor
Impetuosa mi alma en el amor.
Suspendida en la inquietud, tu mirada se volvió
luna que ata mis mareas, rige la estación
boca que desarma la razón.
Si se enreda el tiempo entre tus brazos, no habrá prisa que lo haga salir
No me pidas más palabras, deja que hable con las manos:
se me vuelven elocuentes para ti.
¿Dónde se escondió el temor que tenía de sentir?
Sé donde nos lleva el baile, sé lo que escogí
Una y otra vez, llevame allí.
Hoy el sol salió temprano y el bus pasó después,
y el geranio en la ventana pidió agua.
Hoy venció el plazo para el último papel,
aunque espero que lo alarguen a mañana.
Hoy corrí entre las caras, y sus ojos no los ví,
y el almuerzo a prisa no me supo a nada
Y el reloj de la cocina da la una y diez, todo el día da la una y diez.
Hoy la agenda para el jueves se llenó un poco más;
la del viernes se complica para siempre
Hoy te dije ¨como estás¨, pero no te lo pregunté;
te diluiste entre las sombras de la gente
Fué preciso apresurarme por la cita de las seis,
y acordarme de ser dulce y elocuente
Y el reloj de la cocina da la una y diez, todo el día da la una y diez.
¿Qué será que entre sucesos y la página social
del periódico, que ojeo sin ver nada
Se me cuela un frío extraño entre los sorbos de café,
y no sé si hoy es hoy, o es mañana?
Por la radio me recuerdan los productos por comprar,
y dos minutos más para tender la cama
Y el reloj de la cocina da la una y diez, todo el día da la una y diez.
Desde hace siete horas, tres semanas y un mes
que no logro descifrarme en lo que siento
Desde luego, siempre hay cosas más urgentes que pensar,
y no puedo prescindir de este momento
Si esta vida es un cronómetro de círculos sin fin,
qué será que me consuela en este tiempo
Que el reloj de la cocina da la una y diez, todo el día da la una y diez.
He bebido de la luna sus aguas
He tocado con los dedos la piel de la noche
He intentado conocer las razones
con que enfrenta la gente al frío azar
La llovizna me ha mojado el cabello
El peligro ha tentado mis pies
He buscado entre desiertos tus ojos
para aliarme, sin preguntas, a una dirección.
Y siempre volvemos a casa, de una manera o de otra
Cimientos dentro de la tierra que nos vió nacer
Un plato caliente en la mesa, los cuentos, los cuartos, la cuna
Añoro esos días sencillos, añoro tu fé.
Si mis pies se vuelven plomo a media montaña
y me cuesta recordar adonde iba y porqué
cuando las explicaciones se sienten vacías
dame una verdad para tatuármela en el miedo
Brújulas descontinuadas, muelles sin agua
Recetarios de diez pasos hacia la felicidad
Baratijas por docenas: compre la suya
Remolinos en la mente; lo que vale no se vende, y
Tal vez si volviera a casa, de una manera o de otra
daría con esos cimientos, que habría que poner
Un plato caliente en la mesa, los cuentos, los cuartos, la cuna
Añoro esos días sencillos, añoro tu fé.
Siempre colocaba el tenedor al lado izquierdo, era un ritual fundamental
regla de etiqueta aprendida desde el más profundo nicho de su nido maternal.
Siempre se calzaba de primero el pie derecho, de otra forma habría estado mal
la seguridad de todo aquello conocido, la comodidad de lo normal.
Y me decía
No me quités las mañas, desordenando el mundo
no ves que de otra forma me confundo
No me alterés las cosas, no me cambiés el orden
que me da miedo, da tanto miedo
perder el control, perder el control.
Siempre delineaba con cariño sus fronteras, siempre bien pintado su corral
Siempre evadiendo un vacío inexplicable con algún somnífero casual
Era una pieza de metal tan bien pulida, era productivo, era puntual
Bien adoctrinado, con sus culpas y temores, era un modelo excepcional
Y repetía
No me quités las mañas...
Siempre ese terror de enfrentarse con su propio ser irracional
ese que pretende que veamos desde afuera, ese el irónico informal
Y en un cementerio elegante de suburbio, dice en su lápida final
¨Tuvo la virtud de calcular cada detalle, de vivir la vida con manual¨
Y repetía
No me quités las mañas, desordenando el mundo
no ves que de otra forma me confundo
No me alterés las cosas, no me cambiés el orden
que me da miedo, da tanto miedo, que me da miedo, da tanto miedo
que me da miedo perder el control, perder el control.
Llueve de nuevo, llueve con fuerza, llueve aquí
Nube que llora, lava mi corazón
Sobre el cemento y sobre la tierra por igual
Trato de recordar lo que decías
Si no lloviera, cómo habría de crecer
lo que sembramos, lo que esperamos ser
Si la tormenta te purifica la intención, sirve de algo
Agua que has de beber.
Pan de silencio, márgen de espera, cuesta ver
cuando se empaña el vidrio de mi ventana
Noches que engendran días; dicen que así ha de ser
Trato de recordar lo que vivías.
Si no lloviera...
Ana era la viva imagen de su madre:
con la trenza negra, veinte años atrás
Luis en la mejenga los domingos por la tarde
la miraba distrayendose y la bola le pasaba
de lejos le pasaba.
En los pasos de su padre, en los de su abuelo
aprendió de niño a hacer el pan
Al calor del horno y los costales de harina
Tempranito y fresco, el pan amanecía
al pan se amanecía.
Y el pueblo se llamaba Edén
Edén de San Josecito de Abajo
Una plaza, una iglesia, cuatro pulperías
La Última Copa y la panadería de Luis.
Un domingo en que el sol bañaba cafetales
prometieron besos, anillos, niños, sal
Hacia Edén llegaban vientos de tiempos distintos
¨Ya no es fácil, Ana¨, su voz desesperaba
su voz desesperaba
Y la caravana de furgones del progreso
instaló su circo, sus ruidos de ciudad
Pan empaquetado, enplasticado colorido
que el pueblo, en trance, compraba hipnotizado
como que hipnotizado.
Y el pueblo aún se llama Edén
Edén de San Josecito de Abajo
Dos gasolineras y tres centros comerciales
La plaza, la iglesia, el reino de las
hamburguesas rivales que saben igual
y un inmenso parqueo, donde antes quedaba
la panadería de Luis.
Cuando digas viento, se te abrirá la ventana al mar
Cuando digas aire, no habrá palabra que te brille más
Aire liviano y azúl.
Cuando digas alas, la vibración de tu propia voz
romperá el silencio, y esa mañana saldrás
como quien busca encontrar
Solo pidele al viento que aún yo esté, si es que regresás.
Lazo más allá de la razón
ya más que un deseo, una obsesión
Me tienta el reto a liberarnos
Presa de esta sed de intensidad
yo también le huyo a la gravedad
No me conformo a un apacible final.
Cuando digas viento, no habrá temor que te pueda anclar
Cuando pidas alas, ya concedidas tendrás que aprenderlas a usar
No te quejes si el viento ya no te quiera dejar bajar
Presa de esta sed de intensidad
yo también le huyo a la gravedad
No me conformo a un apacible final
Cuando digas viento, no habrá temor que te pueda anclar
Cuando pidas alas, ya concedidas tendrás que aprenderlas a usar
No te quejes si el viento ya no te quiera dejar bajar.
Removiendo horas muertas, podría estar un lunes de estos, vida
Bien sentada, arrullada por el motor del engranaje eterno
Házme el favor de despertarme
si ves que traiciono a la que soy, porque yo
Quiero una canción que no me baje el techo de los sueños
Dame una canción de puerta abierta
Quiero una canción que no sea un parque, sino un camino
Dame una canción que tenga ganas de crecer, ganas de vivir.
Un regalo en los regazos: la libertad, qué miedo le tenemos
Si me encuentras resignada, buscando excusas para no hacer nada
házme el favor de despertarme
si ves que traiciono a la que soy, porque yo
Quiero una canción...
Ya sé que la esperanza se te ha vuelto una palabra más
Tienes la risa de cartón, y esa ironía en los ojos, se ve
que te levantas a la fuerza, que no comes bien
y se te olvidan las cosas, y se te alargan los días y las noches
sobre todo los domingos.
¿Qué te puedo decir que no hayás oído ya?
Solo que yo he estado ahí, yo he estado ahí más de una vez
y que el tiempo hace que las cosas cambien
cuando uno piensa que ya no da más
La impaciencia a veces nos maltrata el alma, y
que una flor no nace antes de nacer.
Llorá, deja la máscara en la puerta, y dejáte ir
y si te da por maldecir, solo cerramos las ventanas, será
como el sol entre la lluvia, o un amanecer
Busca esa llave que te sobra, o esa puerta que te falta
Como el viento, se te escapa de las manos.
¿Qué te puedo decir…
Cedan el paso, no den vuelta
Monto exacto, pista abierta
Tránsito lento restringido
Ruedas tragan el camino
Manteniendo siempre la derecha
no adelantas en la curva nunca
La manivela suda frío
Puente cruza el deseo
Línea amarilla, nos separan
¿Qué habrán visto los que vuelven?
Y tu mente selecciona opciones
sin salirte de las restricciones
Hay quietudes que alimentan
Hay quietudes que te matan
Hay cautela que protege
Hay cautela que te castra
Y si el miedo a equivocarte
te congela las manos
no podrás tocar a nadie.
Luz parpadeante hipnotiza
Tienes tiempo y tienes prisa
Corre peligro el que frena
Corre mucho, si acelera
Y te acosan tantas decisiones
No perdonan las imprecisiones.
Hay quietudes que alimentan...
Amuleto contra la muerte, contra el vacío
inmunízame contra el temor, contra el temor
Amuleto, piel o palabras, frases o abrazos, nuestro y sagrado
te pondré bajo la almohada, que me des tu bendición.
Para ser tan valiente para estar loca
tan fuerte para ser débil
tan necia para ser libre.
Amuleto, si es que escuchas la canción
de quién busca creer en algo
toma el sol en tus manos, y recuerdame.
Amuleto, piel o palabras, frases o abrazos
te pondré bajo la almohada, que me des tu bendición
te pondré bajo la almohada, que me des tu bendición.